"Quien no arriesga, no gana"

Se dice que los logros deportivos se componen de un 40% de preparación física, 30% de habilidad y experiencia, y 30% de voluntad para asumir riesgos.

Al igual que en los deportes, para triunfar en los negocios y sobrepasar a la competencia, es imprescindible salir de la zona de confort, y tomar riesgos.

Para asumir este concepto es imprescindible tener en cuenta que el costo de fallar nunca es tan grande como lo estimamos con anterioridad. Mucho del miedo a arriesgar proviene de la sobrevaloración previa de los daños que sufriremos por ello. Pregúntesele a cualquier persona de qué se arrepiente en la vida, y seguramente serán muchas más las que lamenta no haber hecho, que aquellas de las que se arrepiente de haber realizado.

A pesar de que en algunas profesiones jugar sobre seguro tiene sentido, como en los servicios financieros y en los de salud, para mejorar nuestro desarrollo creativo tenemos que centrarnos en ese 30 final, y disponernos a asumir riesgos. Nuestras inhibiciones evolucionan para protegernos, pero, en muchos casos, se convierten en limitaciones. El reto es equilibrar nuestra naturaleza. En última instancia, los que triunfan son los capaces de afrontar las molestias y los dolores de los fracasos, que son el peaje natural que pagan quienes obtienen los mejores niveles de competencia.