Por: Oriol Amat, catedrático de Economía Financiera y Contabilidad de la UPF y vicepresidente de ACCID
No es fácil actuar de forma racional en medio de una crisis, especialmente en la fase de pánico tras el pinchazo de una burbuja. Es el momento donde una mala decisión puede ser nefasta y, en cambio, es cuando suelen presentarse las grandes oportunidades.
Un aspecto curioso del comportamiento humano es el denominado efecto riqueza que se produce en una burbuja inmobiliaria. Cuando la vivienda va subiendo de valor muchas personas se sienten más ricas. El efecto riqueza hace que las familias consuman más, vayan a mejores restaurantes, hagan viajes más lujosos y se cambien el coche, simplemente porque su vivienda vale más. En cambio, cuando la burbuja inmobiliaria ha pinchado, y cuando la vivienda empieza a valer menos, aparece el efecto pobreza y las personas, aunque sean funcionarios que tienen su sueldo garantizado, empiezan a reducir el consumo porque se sienten más pobres. Lo mismo ocurre en las empresas, tras el pinchazo de la burbuja se comportan con un exceso de pesimismo que a veces no está justificado.
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